jueves, 4 de junio de 2015

UN POCO DE HISTORIA

CRÓNICAS HISTÓRICAS:


El Cotopaxi es uno de los volcanes más activos del Ecuador y, por lo tanto, existe un apreciable número de crónicas históricas que comienzan en la época de la conquista española. La mayoría de ellas fueron recopiladas por Hantke y Parodi (1966), Hradecka et al. (1974), Hall (1977), Simkin et al. (1981), Barberi et al. (1995). Dichas crónicas confirman que en los últimos 466 años, han ocurrido solo 4 episodios lahariticos de grandes dimensiones: en 1534, 1742-1744, 1768 y 1877.
El estudio estratigráfico de los depósitos (Barberi et al., 1992) ha identificado estas cuatro erupciones y relacionado con los correspondientes niveles de tefra reconocibles en el terreno.
Almeida (1994) distingue cinco períodos eruptivos en la actividad histórica del Cotopaxi. Exceptuando el último, que corresponde a la erupción de 1877, que se halla bien documentado, los datos históricos sobre los cuatro restantes son bastante escasos y fragmentarios.
Las crónicas de Sodiro (1877) y Wolf (1878) presentan información sobre algunos lahares históricos del Cotopaxi. Adicionalmente, existen testimonios de eventos laharíticos anteriores a la conquista española que produjeron muerte y destrucción entre la población indígena (Cieza de León, Agustín de Zárate, citados en Wolf, 1873). Agustín de Zárate menciona un pequeño pueblo, denominado "La Contiega", que fue alcanzado por la onda de crecida de un flujo de lodo. Desafortunadamente, no ha sido posible hasta ahora determinar su ubicación, pero, no obstante, éste sería el primer asentamiento humano destruido por un lahar del Cotopaxi, del que se tiene noticias en la historia del Ecuador.
A pesar de que se conoce poco sobre el lahar de 1534, las crónicas hablan de una "lluvia de cenizas" que afectó al pequeño ejército de Pedro de Alvarado, que en ese momento se encontraba movilizándose por el pie de la Cordillera Occidental (Wolf, 1878). Según el mismo autor, la población indígena que resistía a los conquistadores españoles, interpretó este fenómeno natural como una señal premonitoria contraria a esa causa.
La descripción más clara parecería ser la de Agustín de Zárate, que menciona "una corriente de agua y piedras".
En 1742 ocurrieron dos eventos laharíticos, descritos por Pedro Muñoz de Chamorro, escribano de Latacunga, quien advierte su enorme fuerza destructiva, cuando habla de puentes destruidos y molinos invadidos por los torrentes de lodo y piedras.
Wolf (1878) describe a estos episodios como "una enorme lluvia de arena y ceniza", a la cual siguieron "grandes avenidas de agua y lodo"que, dirigiéndose a lo largo de los valles que nacen en el volcán, devastaron todo lo que encontraban a su paso. El mismo autor sostiene que, a partir de 1742 y por la actividad del Cotopaxi, comenzó la decadencia de la provincia de León o Latacunga, antes muy rica y fértil.
En 1744 ocurrió una erupción explosiva, tipo 1877, con fusión de la nieve y formación de flujos de lodo destructivos en las tres principales cuencas hidrográficas que nacen en el Cotopaxi (Pita, Cutuchi y Napo). Existen varias crónicas sobre los daños causados por dichos flujos de lodo; la población de Napo fue alcanzada y destruida después de 6 horas del inicio de la erupción. En la ciudad de Latacunga se dañó el Colegio de la Compañía de Jesús y la Plaza Mayor de la ciudad.
En 1766, los flujos de lodo desencadenados por la erupción inundaron la planicie de Latacunga y acumularon tal cantidad de materiales, que el Río Alaquez fue obligado a cambiar su curso.
La erupción explosiva de 1768 estuvo caracterizada por una lluvia inicial de bombas, que provocó algunas víctimas en Mulaló. Luego continuó con una lluvia de cenizas y lapilli, la lava emergió del cráter, originando lahares que volvieron a devastar los valles de Chillo y Latacunga, causando ingentes daños materiales y víctimas. La ciudad de Latacunga fue, otra vez, gravemente afectada. En Tumbaco se destruyó un puente por efecto del lahar, que tomó una hora y media en llegar hasta el sitio.
No obstante, y contrariamente a lo que hasta ahora se suponía, el evento de 1768 tuvo menores dimensiones que el de 1877; esto se deduce de la información respecto al Inventario de Producción de la Fábrica Chillo, de fecha 22 de Septiembre de 1768 (cinco meses después de ocurrido el evento), que no indica novedades y, más bien, da cuenta de un apreciable envío de productos terminados. En vista que la fábrica estuvo ubicada justo en la orilla del Río Santa Clara, este hecho admitiría, como única posibilidad, la que el lahar no tuvo un caudal suficiente para desbordar el cauce del Río Pita, en el sitio "La Caldera" El Libro de Cuentas de la Hacienda Pedregal incluye los recibos de la producción de quesos de dos meses consecutivos; abril y mayo de 1768. De estos puede deducirse, que en esa hacienda ubicada bastante más cerca del volcán, los daños tampoco fueron graves (Archivo Nacional: Serie Haciendas, 1768; Temporalidades, 1768).
Años más tarde, la Hacienda Chillo Compañía, incluida su floreciente fábrica de tejidos, pasó a ser de propiedad de la Familia Aguirre hasta que fue destruida por el paso del flujo de lodo del 26 de junio de 1877.
La erupción de 1853 produjo, aparte de la caída de cenizas y la formación de lahares, una colada de lava que se desplazó sobre la pendiente oriental del cono para bifurcarse en la parte inferior. Esta colada la utilizó Reiss como camino para su ascensión al cráter en 1874. Un viajero alemán que se encontraba de paso, H. Karsten, describió también esta erupción (Wolf, 1878). Según Sodiro (1877), se tiene noticias sobre 3 lahares producidos por este evento que ocurrió en el mes de septiembre; uno de estos, el del día 13, está descrito por el Gobernador de la Provincia en un informe remitido al Gobierno Central. En él se habla de la inundación de la planicie de Latacunga.
Entre 1855 y 1866 se verificaron por lo menos cuatro erupciones pequeñas y no muy bien descritas en las crónicas.
Después de la gran erupción de 1877, en el período 1878-1885, han ocurrido varias erupciones explosivas menores que han emitido nubes ardientes, flujos de lava y originado pequeños flujos de lodo.
Parece que después de 1885, aparte de la erupción no verificada de 1942, el Cotopaxi ha permanecido inactivo hasta el presente.

  • AGUILERA E. et al.,(1996): Numerical simulation of the lahars triggered by the 1877 eruption of Cotopaxi Volcano (Ecuador). Proceedings 6th International Conference "Hydrosoft 96". Penang, Malaysia.
  • AGUILERA E. (1988): Evidencia de tectónica activa en el área del V. El Reventador ; El terremoto del 5 de marzo de 1987. Geoinforme, Universidad Central del Ecuador, Quito, pp.28.
  • AGUILERA E. et al. (1988): El Reventador: An active volcano in the sub-andean zone of Ecuador. Special Volume of Rendiconti della Società Italiana di Mineralogia e Petrologia. Volume 43, Fascicolo 4, 1988. Milano, Italia.
  • BARBERI F. et al., (1995): Chronology and dispersal characteristics of recently (last 5000 years) erupted tephra of Cotopaxi (Ecuador): implications for long- term eruptive forecasting. Journal of Volcanology and Geotherm.Research 69 (1995) 217-239
·         BLONG R.J (1984): Volcanic hazards, a sourcebook on the effects of eruptions, 424 pp. Academy press.
·         CAREY S. & SIGURDSSON H. (1989): The intensity of plinian eruptions Bull. Volc. 51,28-40
·         CAREY S. AND SPARKS R.S.J. (1986): Quantitative models of the fallout and dispersal of trefra from volcanic eruptive columns. Bull Volc. 48:109-125
·         CASS R.A.F. AND WRIGHT J.V. (1987) : Volcanic Successsions Modern and Ancient. Allen & Unwin, London.
·         CHIIODINI G. Y RACO B. (1991) :  L’esplosione freatica di Aguashuca, (El Salvador); rapporto sulla missione efectuata del 18 al 19 de diciembre de 1990 (inédito).
·         CRANDELL AND MULLINEAUX D.R. (1978): Potencial hazards from future eruptions of Mount St. Helens volcano, Washington. Geological Survey Bulletin 1383-C.
·         CRANDELL D.R. AND HOBLIT R.P. (1986): Lateral blast at Mount St. Helens and hazard zonation, Bull, Volc. 48, 27-37
·         FISCHER R.V., GLICKEN H.X. & HOBLITT R. P. (1987): May 18, Mount St. Helens deposits in South Coldwater Creek, Washington, Journ. Geophys Res. 2B-10267-10283
·         GEOTERMICA ITALIANA-INEMIN, (1988): Mitigación del Riesgo Volcánico en el Area Metropolitana de Quito. Departamento de Cooperación para el Desarrollo, Ministerio de Asuntos Exteriores de Italia.
·         JAN KOZÁK AND VLADIMÍR ČERMÁK (2010) "The Illustrated History of Natural Disasters", Springer (Netherlands), pp 95-96
·         MINARD HALL AND PATRICIA MOTHES (2008) "The rhyolitic–andesitic eruptive history of Cotopaxi volcano, Ecuador", Bull. Volc., v. 70 (6), pp. 675-70
·         MOTHES ET AL (1998) "The enormous Chillos Valley Lahar: an ash-flow-generated debris flow from Cotopaxi Volcano, Ecuador", Bull. Volc., v. 59 (4), pp. 233-244
·         PISTOLESI ET AL (2011) "Physical volcanology of the post–twelfth-century activity at Cotopaxi volcano, Ecuador: Behavior of an andesitic central volcano", GSA Bulletin; May 2011; v. 123; no. 5-6; p. 1193-1215
·         TUNDO U. (1990): Il Paleo Cotopaxi (Ecuador); Stratigrafia de Evoluzione Magmatica. Tesis di Laurea. Università degli Studi di Pisa.

·         UNDRO-UNESCO (1985): Volcanic emergency management U.N.NY.

miércoles, 3 de junio de 2015

La actividad volcánica del Cotopaxi

LA ACTIVIDAD VOLCÁNICA

La forma actual del Cotopaxi es el resultado de una actividad volcánica que ha edificado un cono regular por la paulatina acumulación de materiales eruptivos (piroclastitas y coladas de lava), emitidas desde el cráter central durante los últimos 5000 años.
Barberi et al.,(1992) han reconstruido la historia eruptiva del Cotopaxi y reconocido un volcán más antiguo, denominado Paleo-Cotopaxi, cuya actividad fue inicialmente explosiva y caracterizada por la depositación de un fall pliniano riolítico y una lluvia de cenizas. La edad radiométrica de esta actividad llega a 0.5 Ma. Le sigue una fase de emisión más tranquila que edificó un pequeño estratovolcán ubicado al sur del cono actual, el Morurco. La actividad del Cotopaxi y del Paleo-Cotopaxi está separada por una fase erosiva y la emisión de la denominada "ignimbrita Chalupas".
El estudio de la actividad volcánica del Cotopaxi ha permitido reconstruir la columna estratigráfica general, cuyo límite inferior constituyen los depósitos de un deslizamiento volcánico (volcanic debris avalanche). Las dataciones radiométricas indican un lapso de 5000 años para el intervalo que abarca la antes mencionada columna estratigráfica (Barberi et al., 1992).
La actividad anterior a la formación del cono se caracteriza por una serie de erupciones explosivas, (de las cuales, por lo menos tres son de gran tamaño) con la emisión de un fall pliniano, de composición riolítica-dacítica, y cenizas. Las dataciones radiométricas efectuadas sobre estos productos, con el método de las trazas de fisión en fragmentos de obsidiana, indican una edad de alrededor de 0.5 a 0.10 Ma. (Del Carlo, 1991; Tundo, 1991).
A esta fase explosiva le sigue una actividad caracterizada por la emisión de magmas andesíticos que marcan el inicio de la construcción del cono actual, interrumpida por un episodio catastrófico relacionado con la falla de la porción nor-oriental del edificio volcánico (Smith y Clapperton, 1986), que desencadenó un deslizamiento volcánico (dry debris avalanche), a lo largo de la cuenca superior del Río Pita. A este evento se le había asignado anteriormente una edad comprendida ente 13.000 y 25.000 años A.P.; no obstante, la reconstrucción efectuada por Barberi et al. (1995) reconoce una edad ligeramente superior a 5.000 años A.P. Debido al relleno con los productos de la actividad subsecuente, no han quedado huellas de una depresión, tipo anfiteatro, que suele caracterizar al colapso parcial de un cono volcánico
El depósito relacionado con el deslizamiento cubre un área de 26 km2, caracterizada por una típica morfología de colinetas, cuya altura decrece a medida que se alejan del cráter. Las colinetas más próximas (denominadas localmente "zhumbas"), tienen alrededor de una centena de metros de altura, con una forma cónica aguda; se observa que, en ellas, las lavas presentan un bajo grado de fracturación, compatible con un corto trecho de desplazamiento. Los afloramientos distales del depósito presentan facies litológicas típicas de un transporte en seco, tales como bloques de lavas con fracturas en zigzag (Barberi et al., 1995)
Barberi et al., (1992), asumen razonablemente la ocurrencia de un fenómeno de mezcla entre la avalancha de escombros (debris avalanche) y el material piroclástico, todavía no consolidado, que recubría la cuenca superior del Río Pita.
Las erupciones explosivas fueron del tipo pliniano y produjeron depósitos de caída de lapillis claros y obscuros, flujos piroclásticos (escorias y flujos de pómez) y depósitos de "surge" piroclástico.
A través del método de Carey & Sparks (1986), Barberi et al. (1992) han reconstruido la altura de la columna y la tasa eruptiva de siete distintas erupciones ocurridas en los últimos 2000 años de la historia del Cotopaxi. Las alturas de dichas columnas son considerables, pues varían entre 28 y 40 km. En cambio, los volúmenes de los productos de emisión, estimados con el método de Pyle, son bastante modestos (0.1 - 0.2 km3), si se les compara con columnas tan altas como las mencionadas.
El estudio estratigráfico de los depósitos de tefra ha evindeciado que existen por lo menos 17 niveles guía que representan otras tantas erupciones explosivas con columna sostenida (Barberi et al., 1992).
Las erupciones que indican los más grandes volúmenes (3 y 9 de la columna estratigráfica), son aquellas asociadas con coladas piroclásticas. La escasa presencia de depósitos de flujo indicaría que muy raras veces ocurrió la transición de una fase de columna convectiva a la de colapso.
La erupción 3 (820+-80) fue un evento espectacular desde el punto de vista del volumen emitido, pues se manifiesta con depósitos de lapilli de alrededor de 20 cm de espesor, ubicados a una distancia de casi 40 km al occidente del volcán (Barberi et al., 1992). En épocas más recientes, las erupciones históricas 1 y 2 acumularon depósitos de alrededor de 20 cm de espesor en la zona de El Chasqui, ubicada a unos 20 km al occidente del volcán.
Durante los últimos 466 años del período histórico, que se inicia a partir de 1534 con la conquista española de los territorios de Quito, no han ocurrido erupciones explosivas con columna sostenida (Sodiro, 1877; Wolf, 1878; Almeida, 1994), pero sí, en cambio, varias erupciones explosivas de corta duración con pequeños ascensos de magma.
Ha sido muy frecuente el fenómeno del "boiling over", término inglés que define la emisión de una miscela piroclástica, pobre en volátiles, que origina nubes ardientes capaces de fundir el glaciar que recubre la cima del volcán y generar grandes flujos de lodo que adquieren una gran capacidad de transporte, como lo demuestra, como ejemplo, el gigantesco bloque denominado "La Chilintosa", que yace cerca de Mulaló y mide 21 m de largo, 15 m de altura y 41 m de perímetro (Almeida, 1994).

FLUJOS PIROCLÁSTICOS Y LAHARES

A principios de 1877, el Cotopaxi había empezado a presentar emisiones de ceniza y explosiones de tamaño pequeño a moderado. Para junio del mismo año, la actividad se había incrementado notablemente, tanto así que el día 26 se produjo una fase eruptiva de magnitud suficiente para formar flujos piroclásticos. Las descripciones de los hechos ocurridos en ese día, realizadas por Luis Sodiro (1877) y Teodoro Wolf (1878), hablan de “derrames de lavas” que se desbordaron desde el cráter del Cotopaxi. Sin embargo, el fenómeno que ambos autores describen no corresponde a una “colada de lava”, sino más bien a “flujos piroclásticos”. Este tipo de confusión de términos es común en las descripciones antiguas, pero toda duda se despeja cuando existen descripciones detalladas de los fenómenos ocurridos y de sus depósitos, lo que es el caso en las reseñas de Sodiro y Wolf. Textualmente Wolf  indicó que “la lava no se derramaba en una o algunas corrientes, sino igualmente en todo el perímetro del cráter, sobre el borde más bajo, así como sobre la cúspide más alta”. Wolf explica también que las lavas” fueron derramadas en un intervalo de tiempo de entre 15-30 minutos, y enfatiza que el fenómeno tuvo lugar de forma violenta, con una gran ebullición de las masas ígneas desde el cráter que rápidamente cubrieron todo el cono del Cotopaxi. Estas descripciones no dejan duda alguna de que los fenómenos ocurridos fueron flujos piroclásticos. 

Sin embargo, para ambos autores, los fenómenos más remarcables de lo sucedido el 26 de junio de 1877 fueron los lahares (flujos de lodo y escombros) que ocurrieron en los ríos Pita, Cutuchi y Tamboyacu, sobre todo por la gran destrucción que provocaron a todo lo largo de los tres drenajes. Ya en aquella época, ambos autores concluyeron que el origen de los lahares fue el súbito y extenso derretimiento que sufrió parte del glaciar del Cotopaxi al tomar contacto con los “derrames de lava” (flujos piroclásticos). 
Lo que vale resaltar es que, en la mayoría de los casos, los lahares fueron tan caudalosos que rebosaron fácilmente los cauces naturales de los ríos, provocando extensas inundaciones de lodo y destrucción en las zonas aledañas. Según Wolf, los lahares tuvieron velocidades tales que se tardaron algo más de media hora en llegar a Latacunga, poco menos de 1 hora en llegar el Valle de los Chillos, cerca de tres horas en llegar a la zona de Baños (Tungurahua) y cerca de 18 horas en llegar a la desembocadura del río Esmeraldas en el océano Pacífico. Asombrado, Sodiro escribió que los lahares fluían con gran ímpetu “sin que nada pudiese […] oponer algún dique a su curso destructor, ni siquiera presentarle la más mínima resistencia”. 


EL VOLCÁN COTOPAXI


VOLCÁN COTOPAXI


El volcán Cotopaxi es uno de los volcanes más activos del país. Está ubicado a 50 km al sur de Quito y a 30 km al noreste de Latacunga. Es un estratovolcán joven de forma cónica simétrica cuyos flancos son muy inclinados (27 a 35 grados) y bajan en línea recta desde la cumbre (5.897 msnm) hasta su base (3.500 m). Desde la cima descienden glaciares por todos los flancos cuyo volumen de hielo se estima en 0.5 km3. Sus flancos están cubiertos por numerosas capas de ceniza, pómez y depósitos de flujos piroclásticos, de lava y de lodo (lahares) formados en erupciones pasadas, que atestiguan la explosividad de las erupciones del volcán.

La actividad fumarólica en el cráter y flancos superiores, así como las erupciones recientes, certifican el estado activo del volcán. El cono actual tal vez tiene una edad de pocos miles de años. Su gran edificio se formó sobre los remanentes de un cono anterior, que existió durante muchos cientos de miles de años. Una de las características de los volcanes de la región Circum-pacífica es la tendencia a producir erupciones explosivas, debido a la viscosidad de las lavas que usualmente son del tipo andesítico-dacítico. Lavas recientes del volcán Cotopaxi son andesitas olivínicas y andesitas basálticas con valores de sílice de 55 a 58 %, lo que implica que las próximas erupciones no deben ser tan explosivas como las de otros volcanes de la Sierra.

EL PELIGRO Y RIESGO:

La evaluación de los peligros y riesgos potenciales del volcán Cotopaxi, se basa en el conocimiento de fenómenos eruptivos anteriores, detallados en crónicas históricas y científicas.

PELIGRO:
 El peligro volcánico es la probabilidad de que un área determinada sea afectada por un determinado periodo de tiempo por un potencial proceso eruptivo. Los peligros más importantes asociados con el volcán Cotopaxi son flujos de lodo, flujos piroclásticos, caída de piroclastos, flujos de lava, avalancha de escombros y emisión de gases volcánicos.

RIESGO:

 El riesgo es la posibilidad de que se pierdan vidas, propiedades, infraestructura, capacidad productiva, etc., dentro del  área sujeta a peligros.